LAS
PROTEINAS EN EL DEPORTE.
Las proteínas pueden considerarse como un
macronutriente esencial. La grasa puede obtenerse dentro del organismo a partir
de hidratos de carbono y de proteína (a excepción de los ácidos linoleico y linolénico),
los hidratos de carbono los podemos fabricar a partir de proteína y grasa, pero
las proteínas deben obtenerse exclusivamente a partir de la dieta. Aunque no es
su función, en determinadas circunstancias, también pueden actuar como
nutrientes energéticos, aportando 4 kcal por gramo, al igual que los hidratos
de carbono.
Las proteínas deben ingerirse al menos en las
tres comidas importantes del día: desayuno, almuerzo y cena, ya que el
organismo, al contrario que hace con carbohidratos y grasas, no las acumula en
depósitos de reserva. Además, nuestro cuerpo pierde diariamente una determinada
cantidad de proteínas (pérdidas por descamación, fecales, urinarias...) que se
miden mediante la determinación del llamado nitrógeno proteico. La ingesta diaria
de proteínas debe ser, como mínimo igual a las pérdidas. Esto es lo que se conoce
como balance nitrogenado: la comparación entre el nitrógeno proteico ingerido y
el perdido. En la edad adulta, si hay una situación normal, está equilibrado,
es decir, los ingresos son iguales a las pérdidas.
Un balance nitrogenado positivo indica que el
ingreso de nitrógeno es superior a las pérdidas.
Esto debe producirse durante el crecimiento,
la gestación, la lactancia y en aquellas situaciones de entrenamiento deportivo
en que se entrena la fuerza y/o la hipertrofia muscular.
El balance nitrogenado negativo indica que
las pérdidas son superiores a las ganancias. Esto puede ocurrir cuando la
ingesta de proteínas diarias es deficiente.
Las fuentes proteicas en la alimentación son
fundamentalmente la clara de huevo, la leche, la carne, el pescado, las
legumbres y la soja.
La Organización Mundial de la Salud
recomienda que un tercio de las proteínas ingeridas diariamente sea de
procedencia vegetal.
Los requerimientos mínimos diarios de
proteínas para el hombre adulto no deportista son de 0,8 gramos por kilo de
peso y día, mientras que para la mujer no deportista son de 0,7 gramos.
DIGESTIÓN
Y ABSORCIÓN
Las proteínas que ingerimos con la dieta sólo
pueden ser incorporadas al organismo como aminoácidos y, es por ello, que deben
ser digeridas para poder disgregarlas en los aminoácidos que las componen.
Cuando las proteínas llegan al estómago
comienza a segregarse una enzima denominada gastrina que favorece la producción
de ácido clorhídrico (HCl), el cual desnaturaliza las proteínas y hace más
fácil la digestión, que la realiza la pepsina, degradando las proteínas hasta péptidos
de tamaño variable y aminoácidos libres.
Cuando el contenido ácido del estómago pasa
al intestino comienza la síntesis de una hormona, la secretina. La función de
esta hormona es estimular al páncreas para que produzca bicarbonato y de esta
manera neutralizar la acidez del contenido de ácido proveniente del estómago.
Así se evitan irritaciones que podrían dar lugar a erosiones (úlceras) en la
primera porción del duodeno. Recordemos que el estómago se protege de su propia
acidez mediante la segregación de mucosidad, pero esto no ocurre en el
intestino.
PRINCIPALES
FUNCIONES DE LAS PROTEÍNAS EN EL ORGANISMO.
Gracias a la variabilidad estructural, las
proteínas llevan a cabo muchas funciones biológicas.
• Función
estructural: muchas proteínas constituyen estructuras celulares y forman
parte de los tejidos de sostén (óseo, cartilaginoso y conjuntivo) proporcionándoles
elasticidad y resistencia.
Función
enzimática:
las reacciones metabólicas son llevadas a cabo por enzimas que son moléculas de
naturaleza proteica. Son las proteínas más abundantes.
Función
hormonal:
las hormonas son mensajeros químicos que conectan unas células con otras.
Muchas de estas hormonas son de naturaleza proteica.
Función
de defensa:
muchas de las sustancias que protegen al organismo de agentes extraños son de
naturaleza proteica.
Función
de transporte:
los transportadores biológicos son proteínas que facilitan el paso de
nutrientes y otras sustancias al interior de la célula.
INTERÉS
NUTRICIONAL DEPORTIVO
Existen básicamente dos tipos de ejercicios,
aquellos en los que se utiliza la fuerza y aquellos en los que predomina la
resistencia. Los diversos grados de implicación de estas dos condiciones están
más o menos entrelazados en las diferentes especialidades deportivas.
Desde el punto de vista de la utilización
metabólica de las proteínas durante el esfuerzo, se asume que en los deportes
de resistencia, existe un mayor aumento en la oxidación de éstas y por lo
tanto, deben ser repuestas durante los períodos de recuperación.
En los deportes de fuerza o potencia, también
se asume que la ganancia de masa y fuerza muscular sólo puede ser máxima si la
ingesta proteica es adecuada.
Es evidente que para que la función renal sea
normal, cuando se están tomando elevadas cantidades de proteínas, la ingesta de
agua debe también ser mayor.
También resulta imprescindible la toma de
0,02 mg de vitamina B6 por cada gramo de proteína ingerida, ya que dicha
vitamina está ligada muy estrechamente al metabolismo proteico.
PROTEÍNAS
Y DEPORTES DE RESISTENCIA
Los estudios con los balances de nitrógeno
sugieren que los deportistas de resistencia presentan un pequeño aumento en sus
necesidades proteínicas, por lo que su ingesta de proteínas diaria debe
aumentarse a 1,2-1,4 gramos por kilo de peso y día.
Recordemos que la Organización Mundial de la
Salud recomienda una ingesta proteica de 0,8 gramos por kilo de peso y día para
hombres y de 0,7 gramos por kilo de peso y día para mujeres, tanto los unos
como los otros, sedentarios.
Si el ejercicio es de alta intensidad y de
larga duración, los depósitos de glucógeno disminuyen y si no se ingieren
suficientes cantidades de carbohidratos, la utilización de proteínas para ser
convertidas en energía es mayor. En este aspecto, tiene gran importancia la
utilización por el organismo de los llamados aminoácidos de cadena ramificada
(leucina, valina, isoleucina), junto a otros como la glutamina, para ser
transformados en energía Como
los primeros pertenecen al
grupo de los esenciales, esto es, no sintetizables
por nuestro organismo, su utilización energética hace que su concentración
sanguínea disminuya, y esta disminución de su concentración está relacionada
con la aparición de la llamada fatiga central, un tipo de fatiga cerebral
relacionada con los incrementos de un neurotransmisor denominado serotonina.
Mantener niveles adecuados de aminoácidos
de cadena ramificada impiden o retrasan la aparición de este tipo de
fatiga, para lo cual resulta muy útil la toma de preparados dietéticos
especialmente formulados antes y durante el esfuerzo prolongado.
Chinchu……..
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