¿Toda la grasa es mala?
México es el país con mayor índice de obesidad en la población adulta. Registra un 32,8% de su población, lo que significa unos 113 millones de personas. Foto cortesía de cincopordia.com.mx
Las grasas se han hecho una mala fama terrible, y eso en parte es positivo. Sólo en parte, porque en realidad suprimir totalmente la grasa no es aconsejable. La grasa es fuente de energía para el cuerpo, y sin ella es incapaz de absorber algunos nutrientes como las vitaminas A, D, E y K. Además, la privación de grasa evita que los mensajes fluyan entre los neurotransmisores lo que puede producir un mal funcionamiento del cerebro. También sirve para protegernos del frío. Otro tipo de grasa como el colesterol, también es dañino para las arterias en niveles altos, pero cumple funciones tan importantes como regular las hormonas sexuales masculinas y femeninas, y ayudar a metabolizar el calcio.
Hay incluso grasas saludables como las que se encuentran en el aguacate, las aceitunas, las nueces o el maní que pueden colaborar en la pérdida de peso y en el control del colesterol alto, pero consumido en cantidades muy moderadas.
Las verdaderamente malas son las grasas saturadas que se encuentran en los productos de origen animal, como la carne de res, ave, los huevos y productos lácteos tales como el queso, la crema y la leche entera. Los aceites de palma también contienen grasas saturadas. Muchas comidas ligeras -”snacks” o refrigerios- tienen un contenido alto en grasas saturadas. El alto consume de este tipo de grasas puede aumentar el nivel de colesterol “malo” y causar un riesgo alto de enfermedad del corazón.
La otra mala es la grasa trans, un tipo de grasas hidrogenadas fabricadas por el hombre y que usualmente se encuentran en los alimentos procesados tales como galletas, tortas, donuts, galletas saladas, refrigerios y alimentos congelados, y también en los aderezos preparados para ensaladas y en las comidas fritas. Este tipo de grasa disminuye el nivel de colesterol “bueno” y aumenta el nivel de colesterol “malo” y de triglicéridos.
Revisemos los alimentos que más engordan. En general, todas las frituras, con las papas fritas a la cabeza y luego el pollo frito, y peor aún si es con piel que contiene cantidades enormes de colesterol; los quesos maduros; embutidos como el chorizo o la mortadela; carnes rojas con mucha grasa como las hamburguesas, y finalmente las colas y todas las bebidas azucaradas.
En cambio otros alimentos que tienen mala fama no engordan tanto como se cree. Por ejemplo, el pan es un carbohidrato que no aporta muchas calorías en la dieta diaria; en realidad, acompañantes como la mantequilla, el jamón o el queso tienen más calorías y esos son los que nos engordan. Lo mismo sucede con el arroz o las papas: la manera en que los preparamos y la cantidad que comemos es lo que nos hace aumentar de peso.
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